Poesía del Camino. Escrita esperando en Quintana dos Mortos
peregrina el orbe entero,
donde brilló aquel lucero
del apóstol peregrino.
Predicó en esta Hispania,
desde Judea se vino:
sandalias, mantón de lino [1],
mal se le daba la maña [2].
Desanimado en el Ebro
habló con la Virgen Maña [3]
que le alentó en su hazaña:
bautizar al mundo entero.
De vuelta a Jerusalén
El rey Agripa Primero,
de los Herodes tercero [4],
ordenó su muerte cruel.
Los cristianos recogieron
su cuerpo de apóstol fiel,
embarcándose con él
a la Galicia vinieron.
Trasladado en una barca [5]
sus restos aquí enterraron,
donde los bueyes pararon
sepultaron en un arca.
Pasaron, pues, varios siglos,
¿en Pedrouzo o en Arca?
perdida estaba su marca,
nadie sabía su sitio.
Rogando muchos favores
rezó el señor arzobispo
que el sepulcro fuera visto
en algún de estos lugares.
Y fue que viendo allí mismo
el arca con resplandores,
cantar, oyeron pastores,
Pelayo, también lo ha visto [6].
Brillaba, sí, cada estrella,
estrellas en vez de flores,
lo vieron varios señores:
Camposanto, Campustela [7].
Vienen aquí desde entonces
de toda la tierra entera.
El Apóstol les espera,
la catedral y sus torres.
Subir a darle el abrazo,
y a sus restos, nuestra meta,
saludo a la Corticela [8],
rezar tranquilo un buen rato.
Peregrino que desea
llorar sin ningún recato
el perdón de sus pecados
ir en paz y que así sea.
Camino, bosque, sendero,
peregrino con su vieira,
hórreo, albergue, chimenea…
Cristo en la piedra: Crucero.
[1] El
mantón de lino marrón oscuro era el traje habitual de los peregrinos.
[2] Maña:
Habilidad. En este caso quiere decir que los habitantes de Hispania no le
hacían mucho caso.
[3] Virgen
Maña o del Pilar. Se presentó a Santiago a orillas del río Ebro. Conservamos la
columna o pilar en el que se apareció, ahora en la basílica del Pilar.
[4] Hech.
12, 1-2.
[5] El
milagro de la traslación y su carga en un carro tirado por bueyes está
documentado en el Códice Calixtino (siglo XII), y antes, en la carta del obispo
León (año 500).
[6] En el
siglo IX aparece milagrosamente, por los rezos del obispo Teodomiro, el
sepulcro de Santiago, viendo el ermitaño Pelayo (o Pelagio) y unos pastores
cómo caían como estrellas del cielo, señalando el lugar del enterramiento;
mientras, se oía una música que les pareció cantada por ángeles.
[7] A ese
enterramiento (camposanto) se le llamó Campustela, Campo de estrellas,
Compostela.
[8] La Virgen de la Corticela, patrona y protectora de todos los peregrinos, está en el lateral izquierdo de la nave menor de la catedral, junto a la puerta de la Inmaculada.
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